Si la mala suerte te persigue



Todos sabemos lo que es tener mala suerte, cuando se te cae la tostada o el helado, cuando tropiezas y te caes en un charco, cuando pierdes el billete de cinco euros que tenias en el bolsillo… son muchas las situaciones en las que podemos comprobar que la mala suerte nos acompaña.

Si el coche se estropea es porque le toca, porque no hemos hecho la revisan a tiempo o porque simplemente el tiempo no pasa en balde y el coche sufre todas las inclemencias del tiempo y de los años, si se rompe el motor del coche, es mala suerte, porque de ser una avería que te puede costar unos cien euros como mucho o unos cientos dependiendo de la avería, nos metemos en una avería que nos va a costar más de mil euros y que es el colmo de la mala suerte.
Cuando se estropea el motor del coche solo podemos pensar en dos cosas, arreglarlo comprando en motoresdesegundamano un motor que sea compatible con tu coche u optar por deshacerte de él con todo el dolor de tu corazón. Las averías graves es lo que tienen, te ponen en una tesitura en la que no te quieres ver ya que tienes que tomar decisiones par las que no  estás preparado, sobre todo económicamente hablando. De hecho casi la mitad de las personas que pierden el motor del coche por una causa u otra acaban cambiando de coche ya que querían cambiarlo desde hace tiempo o no quieren meter mas dinero en un coche que tienen ya tantos achaques. La mayoría opta por arreglarlo y así darle una nueva oportunidad a su querido coche, y optan por sustituir el motor que se ha estropeado por otro de segunda mano que le dará una buena vida al vehículo.

La decisión es complicada, es difícil encontrar la solución a un problema de esta magnitud, es complicado saber si es la solución acertada de cara a que el coche dure unos cuantos años más. Muchas personas toman la decisión con el corazón ya que se les coge cierto cariño a esta maquinas que tan útiles nos son, otras no tienen en cuenta nada y deciden desprenderse de el coche estropeado sin duelo ni llanto. La cuestión es tomar la decisión acertada en un momento preciso en el que está en juego el dinero que nos tenemos que gastar en arreglar o en comprar.